Un túnel
puede ser definido como un paso subterráneo que se abre artificialmente para
permitir la comunicación entre dos puntos salvando un monte, un río o cualquier
otro obstáculo. Las innovaciones técnicas hacen cada vez más accesible para las
administraciones abordar el coste económico que supone acometer obras de este
calibre. Asimismo, los túneles de reciente construcción suelen cumplir con las
exigencias en materia de seguridad demandadas por la Administración y por los
usuarios.
Sin embargo, si el paso subterráneo no se encuentra adecuadamente acondicionado,
o los conductores de los vehículos que se hallan en su interior ignoran cómo
deben actuar ante una emergencia, la producción de un accidente en el interior
de un túnel puede originar una verdadera catástrofe. Resulta por tanto
imprescindible minimizar la posibilidad de accidente y, en caso de producirse,
atenuar al máximo sus consecuencias.
Infraestructuras más seguras
Para lograr este doble objetivo los gestores de los túneles tienen la
obligación de crear infraestructuras cada día más seguras, pudiendo de este
modo exigir a aquellos conductores que infrinjan las normas una mayor
responsabilidad en la producción y por lo tanto en las consecuencias de un
accidente.
En primer lugar deberán ser los titulares del túnel quienes mantengan un constante
esfuerzo en pos de proporcionar al usuario un nivel de seguridad adecuado en el
interior de la galería que gestionan. El programa EuroTAP (European Tunnel
Assessment Programme), en el que trabajan varios clubes automovilísticos
europeos, y en el que colabora la Unión Europea, inspecciona cada año el nivel
de seguridad de los tramos de carretera que salvan bajo tierra las dificultades
orográficas de nuestro continente. Los ingenieros responsables del proyecto
analizan afanosamente el potencial de seguridad y el potencial de riesgo de los
túneles designados para el estudio, con el compromiso de dar a conocer los
resultados obtenidos para que sean tomadas las medidas adecuadas.
Potencial de riesgo y potencial de seguridad
El “potencial de seguridad” se basa en el análisis de diversos aspectos a la
hora de evaluar: el diseño del túnel, la iluminación y el sistema energético,
el nivel de tráfico y su vigilancia, los sistemas de comunicación, las vías de
escape y salvamento, la protección contra incendios, los sistemas de
ventilación en caso de producirse un incendio y la gestión de emergencias.
El “potencial de riesgo”, por su parte, estudia el volumen anual de tráfico,
el número de camiones de gran tonelaje que pasan cada día por cada tubo de
túnel, si la circulación se produce en uno o dos sentidos, el número de
vehículos por hora y carril, el transporte de materias peligrosas, la pendiente
longitudinal máxima y otros riesgos, como accesos y salidas, intersecciones,
etc.
La combinación de estos dos parámetros (potencial de seguridad y potencial
de riesgo) otorga una puntuación a cada uno de los túneles inspeccionados,
siendo clasificados en cinco niveles, desde muy satisfactorio a muy
insatisfactorio.
La utilidad de estos informes se pone de manifiesto con las mejoras llevadas
a cabo por los organismos que se encargan del mantenimiento de los túneles que
son estudiados. Sirva como ejemplo el túnel de San Juan, en Alicante, que ha
pasado de obtener una calificación de “Muy Insatisfactorio” en el año 2002 a la
calificación de “Bueno” en 2005, fruto de la atención prestada por los gestores
a los resultados obtenidos y de su preocupación por ofrecer a los conductores
un entorno cada día más seguro.
Por desgracia, y pese al continuado esfuerzo por mejorar las
infraestructuras, el riesgo de vernos implicados en un incidente no puede ser
suprimido por completo. Es por ello que los usuarios debemos estar preparados
para saber cómo actuar ante cualquier eventualidad. Desde Centro Zaragoza
recomendamos tomar en consideración los siguientes consejos durante este
particular Viaje al centro de la Tierra.
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